Así rezaban los titulares más sensacionalistas a principios de Octubre, debido a un estudio publicado en la Journal of the American College of Cardiology cuya conclusión ha sido que “saltarse el desayuno se asocia con un aumento de las probabilidades de ateroesclerosis independientemente de la presencia de factores de riesgo cardiovasculares”.
Este estudio no tiene culpa de la fórmula utilizada para captar la atención de los lectores, y sí nos deja claras las razones que avalan su conclusión. Ésta es, que la costumbre de saltarse el desayuno, suele estar ligada a la presencia de otros factores de riesgo cardiovascular o incluso a hábitos alimenticios poco saludables. Pero en ningún sitio afirma que saltarse una ingesta sea tan dañino como el tabaquismo o el sedentarismo.
Sentadas las bases del tema, me gustaría explicaros la problemática que se está creando en torno al desayuno.
Ni prescindible ni imprescindible. Es una ingesta más en el día cuya mayor importancia radica en elegir alimentos de calidad. Pero como ocurre en cualquiera de las ingestas. Si vas a tomar un ultraprocesado rico en azúcares añadidos, grasas vegetales de mala calidad y harinas refinadas, lo mejor sería saltarse el desayuno. Si por el contrario, los alimentos que tomas por la mañana están recogidos en alguno de estos grupos, tu desayuno será maravilloso: nutritivo y con ingredientes de calidad.
- Alimentos de origen vegetal (como piezas de fruta enteras)
- Cereales completos (panes que indican más de un 70% de harina integral en su composición o copos integrales)
- Grasas saludables (como el aceite de oliva virgen extra, el aguacate o las semillas)
- Lácteos sin azucarar o edulcorar (como el yogur natural, kéfir o leche de vaca, si no hay presencia de alergias o intolerancias)
- Proteína de alto valor biológico (como la del huevo)
En cuanto a las nuevas tendencias, como el ayuno intermitente o hacer actividad física en ayunas, pueden ser técnicas favorables para ciertos grupos poblacionales. Se debe tener en cuenta que es un nivel más avanzado. Para que tenga éxito se deben asentar hábitos alimentarios correctos antes de ponerse en práctica. Además, la relación con la comida debe ser sana.
Estas prácticas pueden generar ansiedad, mayor sensación de hambre o suponer una mala elección alimenticia, generando el efecto contrario al que se quiera conseguir (como puede ser la pérdida de grasa o una mejor aprovechamiento de los sustratos energéticos, motivos por los que suelen utilizarse estas tendencias).
Por todo esto, es muy importante la necesidad de individualizar. Cada persona tiene requerimientos, apetencias y estilos de vida diferentes, y no todo es válido para la población general.
Finalmente, el objetivo de cada persona marca una gran diferencia. Lo que le funciona a tu amigo no significa que a ti también te beneficie. Sed críticos con la información que recibáis, tantos de los medios como de cualquier otra fuente, y acudid a profesionales si necesitáis apoyo para conseguir vuestras metas. Estamos deseando escucharos.
Desde el departamento de Nutrición… ¡Feliz Otoño!